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Los artistas del ¡30-30!
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Los artistas del ¡30-30!

En julio de 1928 sorprendió a la comunidad artística el surgimiento de un grupo llamado el movimiento 30-30 o treintatreintistas, como ellos se proclamaron, en alusión a las carabinas utilizadas por los revolucionarios y porque eran 30 los pintores insurrectos. Con el objetivo de ser escuchados, colocaron carteles impresos en papel de china en las puertas de la Academia de San Carlos y de otros espacios del centro de la ciudad. En ellos había textos satíricos que buscaban ridiculizar a las autoridades, a sus programas de estudio y a la producción de obras de los alumnos que eran calificadas como antirrevolucionarias.

De alguna manera son los continuadores de la ya lejana huelga estudiantil de 1911 con la que se logró crear las Escuelas de Arte al Aire Libre, y entre sus reclamos destacaba la necesidad de fomentar más de estos espacios de enseñanza. Herederos de los movimientos de vanguardia europeos, consideraban caduco no sólo al arte, sino a los funcionarios que encabezaban las instituciones y a quienes calificaban como “salteadores de puestos públicos”. Hicieron una revista que sólo vio la luz en tres ocasiones, la ¡30-30!, el cuarto número se quedó sin imprimir. Fue el órgano de difusión de los integrantes, y era considerada un tanto radical dado que en ella volcaron sus afanes revolucionarios y antiacadémicos. Los dirigentes fueron Fernando Leal, Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas y Rafael Vera de Córdova. En sus páginas se pugnaba por la creación de un Museo de Arte Moderno y se daban a conocer las nuevas tendencias plásticas. Importante para la época fue el reconocimiento del papel de mujeres en la producción artística y, entre otras, admiraban la obra fotográfica de Tina Modotti y valoraban este nuevo medio como expresión legítima del arte.

En cuanto a afinidades con los grupos literarios del momento, eran francamente contrarios al grupo de los Contemporáneos, a quienes criticaban duramente; más empatía tuvieron con los estridentistas, para quienes algunos de los miembros ya habían colaborado ilustrando sus publicaciones. Finalmente, al señalar una venta de obras falsas, ocurrida durante la presidencia de Álvaro Obregón, quien había sido recientemente asesinado, el grupo fue reprimido y varios de sus integrantes fueron enviados a las Misiones Culturales. Así desaparecieron sus textos y manifiestos; no obstante, el germen estaba puesto, y junto con la autonomía universitaria los artistas plásticos tuvieron voz y voto en la construcción de un arte social que se consolidó en la década siguiente con la fundación de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) en 1934 y del Taller de Gráfica Popular (TGP) en 1937. Ésta es una muestra de los trabajos de algunos de sus miembros que destacaron años más tarde.