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Portadilla de <p>Muerte de Aquiles Serdán</p>

Muerte de Aquiles Serdán

19 de noviembre de 1910

Aquiles Serdán, el representante más conocido del antirreeleccionismo maderista en Puebla, fue asesinado el 19 de noviembre de 1910 dentro de su propia casa. Al ser uno de los primeros mártires de la Revolución mexicana, se conoce poco de su historia y además su fallecimiento se ha vuelto tema de debate pues hay quien considera que lo asesinaron, aunque otros se inclinan a pensar que su muerte fue un acto de sacrificio por la causa. Más allá de estas discusiones, la realidad es que él es uno de los personajes más recordados y admirados a nivel nacional.

Aquiles Serdán Alatriste nació en noviembre de 1876 en Puebla de Zaragoza, capital del estado del mismo nombre, dentro de una familia con ideales liberales muy sólidos. Su padre participó en la batalla del 5 de mayo y se convirtió después en un destacado periodista, organizador del Partido Socialista y fundador del diario La Revolución Social. Estas influencias moldearon a Aquiles y a sus hermanos, pero la difícil situación a la que se enfrentaron al morir el papá los hizo abandonar sus estudios y dedicarse a otro tipo de labores, por lo cual conocieron las condiciones laborales y de vida de los trabajadores de la zona. La primera intervención de Aquiles en la política fue contra la reelección del gobernador porfirista de Puebla José Mucio Martínez de la Fuente, quien se mantuvo en el poder durante 18 años. 

Después de militar en algunos partidos, se integró al Centro Antirreeleccionista de México y conoció de cerca las ideas de Madero, las cuales adoptó y difundió desde 1909 gracias a la fundación del club político Luz y Progreso en Puebla. A partir de entonces no se separó de esta causa y en mayo de 1919, tras la visita de Madero a ese estado, se consolidó su liderazgo en la zona. Sin embargo, esto hizo que también iniciara su persecución. Carmen y Aquiles Serdán fueron comisionados para dirigir la revolución armada en Puebla a partir del 20 de noviembre, pero el gobernador de la entidad conocía estos planes y ordenó su detención. Durante un cateo a su casa, los rebeldes decidieron esconder a Aquiles debajo del piso de su recámara mientras se llevaba a cabo el enfrentamiento armado. Allí permaneció durante 14 horas, hasta que las malas condiciones del escondite lo hicieron salir. Al estar la casa custodiada por soldados, uno de ellos le disparó cuando trataba de escapar.