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Transformaciones políticas
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Los movimientos opositores a la dictadura

Los primeros movimientos de oposición, al régimen de Díaz fueron de estudiantes que enarbolaron consignas contra el gobierno dictatorial, movimientos que fueron detenidos a su paso por la policía y el Ejército. Algunas de estas marchas antirreeleccionistas fueron alentadas por la prensa de oposición, que rápidamente se enfrentó a la censura, la persecución y el encarcelamiento.

La Constitución de 1857 y los órganos que de ella emanaban dieron al gobierno de Díaz una “legitimidad nacional e internacional” traducida como “proyecto modernizador de país”, que iba encontrando después de 30 años su miasma. Las condiciones de muchos sectores de la clase trabajadora de la Ciudad de México ya se movilizaban y la diseminación de las voces de oposición seguían desde entonces diversos periódicos como La Orquesta, El Coyote, El Alacrán, El Demócrata y El Hijo de Ahuizote. En las filas de estos grupos de oposición participaron los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón, estudiantes de derecho formados en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Los hermanos Jesús y Enrique, quienes escribían para la redacción del revivido El Hijo del Ahuizote, cuestionaron la legislación que se aplicaba a discreción de jueces y del aparato judicial a merced de la violencia directa y la exclusión social de grupos desprotegidos de la ley, especialmente los obreros. 

Éste sería el escenario en donde los hermanos Flores Magón señalaron la fragilidad de la justicia y los abismos constitucionales. Ellos cuestionaron la legislación punitiva y la declararon muerta desde la redacción de El Hijo del Ahuizote con la frase colgada en una manta en la fachada del periódico: “La Constitución ha muerto”. Los Flores Magón habían encontrado un medio audaz para derrocar al mal gobierno y señalar las malas condiciones de la clase obrera. Rápidamente señalados y perseguidos por un régimen que no entregaría el poder y que leía en las páginas de estos jóvenes disidentes la bomba ideológica contra el gobierno, fueron encarcelados al menos tres veces y perseguidos hasta encontrar el exilio de un viaje revolucionario sin retorno.