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Transformaciones políticas
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Urbanismo, salubridad y modernidad. Crecimiento, desarrollo y salud en la Ciudad de México

La Ciudad de México se encuentra entre las más pobladas del mundo. Sus más de nueve millones de habitantes, cifra que incrementa por las personas que ahí trabajan, o por visitantes nacionales o extranjeros, es un espacio en constante cambio. La construcción de infraestructura, modifica el espacio físico de la gran urbe, busca mejorar las condiciones de vida de sus residentes, aunque también atraer inversiones y recaudar mayores ingresos para las arcas capitalinas.

Desde la conquista de la ciudad de México-Tenochtitlan en 1521, Hernán Cortés planeó su reconstrucción, lo que implicó el levantamiento de una nueva traza urbana, edificios, reorganización de espacios para el establecimiento de iglesias, conventos, hospitales, camposantos y, por supuesto, una de las obras de ingeniería más importantes de la Nueva España: el desagüe de Huehuetoca.

A finales del siglo xix, cuando el régimen de Porfirio Díaz comenzó a fortalecerse en lo político, inició una etapa de “modernización” de la ciudad que consistía en implementar una serie de medidas que contribuyeran a la mejora de vialidades, saneamiento, recolección de basura, eliminación de viviendas irregulares, empedrado de la vía pública, reubicación o construcción de cementerios, entre otros. Así, el Orden y Progreso del Porfiriato buscaba que las ciudades del país contaran con una arquitectura moderna, condiciones higiénicas para la salud de sus habitantes, pero, sobre todo, garantizar mayor recaudación fiscal para el gobierno del entonces Distrito Federal.

En la primera mitad del siglo xx, el crecimiento y desarrollo urbano fue exponencial. Antiguas localidades que eran consideradas como de descanso, fueron absorbidas por la ciudad. Nuevas avenidas, fraccionamientos, la construcción de los primeros multifamiliares comenzaron a surgir en el horizonte capitalino. Sin embargo, viejos problemas, como las inundaciones, construcciones irregulares y acumulación de basura, no desaparecieron. De esta forma, la ejecución de obras públicas que mantienen la salubridad de esta gran ciudad ha sido una constante en la transformación de una urbe de vanguardia.