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Transformaciones políticas
Portadilla de <p>La Marcha de la Lealtad</p>

La Marcha de la Lealtad

Entre el 9 y el 18 de febrero de 1913 ocurrió uno de los episodios más traumáticos de la historia mexicana. Durante esos 10 días, una serie de acontecimientos desembocaron en el asesinato del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez. Un terrible golpe de Estado encabezado por generales como Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz, a quienes se unirían Bernardo Reyes y Félix Díaz, terminó con el gobierno democrático de Madero. Poco antes de que se concretara la traición de Victoriano Huerta se llevó a cabo lo que hoy se conoce como la Marcha de la Lealtad.

El día 9 de febrero de 1913 inició una sublevación en la Ciudad de México con la intención de derrocar al presidente Madero. Los generales alzados, apoyados por cadetes de la Escuela Militar de Aspirantes de Tlalpan y la tropa del cuartel de Tacubaya lograron tomar Palacio Nacional. La oportuna intervención del general Lauro Villar hizo que el edificio volviera a manos de la causa maderista y los rebeldes decidieron refugiarse en la Ciudadela. El mandatario, que se encontraba en el Castillo de Chapultepec, enterado de los acontecimientos, decidió trasladarse a la sede del gobierno para organizarse con sus allegados y enfrentar la situación. Para ello, solicitó el apoyo del coronel Víctor Hernández Covarrubias, director interino del Colegio Militar, quien, al mando de 300 cadetes y miembros de la Gendarmería Montada acompañaron a Madero en su trayecto de Chapultepec a Palacio Nacional. 

La caravana avanzó por el Paseo de la Reforma y por la avenida Juárez. Hicieron una pausa en el recorrido debido a un proyectil que se disparó desde uno de los edificios que se encontraba en la ruta, pero continuó hasta llegar a la Plaza de la Constitución. Durante el camino se unieron más personas al contingente, como el secretario de Comunicaciones, el de Hacienda y Gustavo A. Madero, además de muchos civiles. Pero uno de estos personajes destacaba sobre todos: Victoriano Huerta, quien, a unas horas de consumar la traición, todavía escoltaba a Madero como parte de su guardia personal.