San Juan de Ulúa, siglos XVI y XVII
Para el siglo XVI, la entonces Nueva España contaba con una serie de instalaciones portuarias para comunicarse con Centroamérica, el Caribe y la Península. De todas ellas, la principal fue un islote ubicado cerca de la costa occidental del Golfo de México. Las mercancías y personas que llegaban de Europa anclaban cerca de este sitio, descubierto por Juan de Grijalva en 1518, que fue conocido durante todo el periodo colonial como San Juan de Ulúa.
Esta zona de tierra se registró desde las expediciones iniciales en las costas del sotavento veracruzano y fue tomada durante las primeras travesías de Cortés. Desde su ocupación definitiva en 1519, el sitio se convirtió en un resguardo para las necesidades españolas de exploración y colonización.
Durante el siglo XVI, esta isla fue muy valorada, de entre los distintos puntos costeros y ribereños,
porque las naves de gran calado podían permanecer en un fondeadero que existía cerca sin correr el
riesgo de encallar en la playa o en las bocas de los ríos cercanos.
De esta manera, San Juan
de Ulúa se convirtió en una población con características de puerto donde llegaban las embarcaciones con
vinos, telas, aceites y otros productos europeos que eran trasladados a la ciudad de Veracruz para su
almacenaje. En este lugar se construyeron una torre —para vigilar las embarcaciones—, un faro, una
capilla, una plaza central y algunas casas para autoridades españolas y esclavos. La colección que
presentamos en esta ocasión está formada por documentos de finales del siglo XVI y principios del XVII,
resguardados por el Archivo General de la Nación, gracias a los cuales podemos aprender sobre la vida en
esta isla, bastión significativo del Imperio español en América.