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Iturbide, emperador de México
Portadilla de <p>Agustín de Iturbide es proclamado emperador de México</p>

Agustín de Iturbide es proclamado emperador de México

18 de mayo de 1822

En el largo camino de la construcción de la historia mexicana, los episodios en que aparece el imperialismo han sido reducidos y mirados con desdén, o han tratado de omitirse, para exaltar sólo la victoria de las ideas republicanas, liberales y modernas sobre lo que se considera conservador y tradicional. Sin embargo, es imposible no cuestionar este discurso que sólo habla de opuestos y tratar de buscar matices en lo que pareciera ser sólo blanco o negro.

Con esta idea en mente, y con la intención de conmemorar la llegada de Agustín de Iturbide al trono mexicano el 18 de mayo de 1822, preparamos esta colección. Antes de que se consumara la Independencia de México en 1821 y de que el país quedara constituido políticamente, muchos miembros de las élites separatistas novohispanas imaginaban la nueva nación como un imperio. Su planteamiento resultaba lógico: México había sido uno antes de la llegada de los españoles y había formado parte de otro durante los tres siglos coloniales. Así, la forma de gobierno que debía corresponder a una nación con esas tradiciones institucionales era la de una monarquía constitucional, representativa y hereditaria, que, por sus características geográficas y organizativas, podía ser considerada como una comunidad de reinos. De manera que tanto los republicanos como los monarquistas de la época participaban de este imaginario. 

El panorama político en aquellos momentos era en verdad complejo, como podemos advertirlo en la Gaceta del Gobierno Imperial de México editada durante el año de 1822 y que nos acerca de manera detallada a los acontecimientos de aquellos días. Las dudas ante la proclamación de este tipo de gobierno y los debates en torno a la adopción del sistema republicano; los líos en el Congreso; la división en el ejército. La llegada al trono de Iturbide fue producto de este mismo contexto de conflicto y exaltación de los grupos políticos que finalmente lo proclamaron, según se cuenta, en medio de una muchedumbre que había tomado las calles de la ciudad. Aproximarnos a una fuente como esta publicación nos ayuda a ampliar nuestra mirada y a advertir lo que hay más allá de una palabra que posee una fuerte carga ideológica.