Ya instalados en la Nueva España, los jesuitas, o ignacianos, dedicaron buena parte de sus prácticas de evangelización a la educación; incluso, apenas dos años después de su llegada ya habían conseguido que sacerdotes solicitaran ingresar en la orden, por lo que se gestionó la creación de un colegio en el que se pudiera instruir a los jóvenes interesados. Para 1573 algunos jesuitas marcharon al norte del virreinato en donde abrieron un colegio para niños indígenas y mestizos.  Así pues, la presencia de esta hermandad comenzó poco a poco con la colonización de los territorios que parecían hostiles a los conquistadores españoles. Paulatinamente se congregó a los nativos que muchas veces estaban dispersos en las vastas tierras y, al paso de los años, los asentamientos se extendieron y consiguieron desarrollar prósperas misiones en las que el aprendizaje de las lenguas de la región fue determinante para facilitar la convivencia.

La consolidación de esta comunidad llevó a que en el año de 1767 el rey Carlos III decretara la expulsión de los integrantes de la Compañía de todos los territorios bajo el dominio de la Corona española. Los jesuitas que salieron de la Nueva España se refugiaron en los Estados Pontificios. Vale la pena decir que en el exilio ciertos miembros desarrollaron obras destacadas; entre ellos figura el nombre de Francisco Xavier Clavijero, autor de la notable Historia antigua de México. En esta colección se muestran textos creados por integrantes de la Compañía de Jesús; por una parte se reunieron algunas obras del género hagiográfico, mientras que en otra entrada se podrá consultar una pequeña selección de libros de temas variados.