En los casi 200 años de su existencia, la extensión del Estado de México ha cambiado varias veces; en 1824 el territorio mexiquense era el mismo que tenía la Intendencia de México durante la Nueva España, por lo que colindaba con San Luis Potosí, Puebla, el océano Pacífico y Guanajuato. Al tener presente estas dimensiones, la producción de los testimonios puede ser muy variada geográficamente. Por otra parte, la serie mencionada reúne documentación de los pueblos del actual Estado de México sobre su administración novohispana en relación con la posesión de las tierras, ya que los pleitos entre sus habitantes fueron frecuentes por lo que, además de los juicios, se crearon otros documentos para presentar a la Real Audiencia y demostrar las características del terreno, las propiedades fluviales y la dimensión de las posesiones. 

Así pues, en estas fuentes podemos acercarnos a los pueblos de Ecatepec, Xaltocan y Teotihuacan, entre otros. Algunos de los documentos son de gran riqueza visual, como lo es el mapa de Malinaltenango, que se detalla con la fauna del lugar. Al ser documentos probatorios, en las anotaciones se dejó registro del acto acusatorio, como por ejemplo el caso de la Hacienda de Tequimilco en el que los naturales del lugar señalaron la zona que les fue robada por don Joseph Gutiérrez. La importancia de estos expedientes es notable ya que muchos poblados actualmente conservan sus nombres originales y dan cuenta de la riqueza histórica, arqueológica y paleontológica de la entidad.