Pinturas de infantes y animalística
Uno de los derechos fundamentales de los niños es la educación. La Organización de Naciones Unidas (onu) reconoce que el término es muy amplio, por esto se especifican sus propósitos: uno de ellos se ocupa de “Inculcar al niño el respeto del medio ambiente natural”. Desde el arte, a través de hermosas imágenes cargadas de cierto romanticismo, la figura infantil se une al género pictórico conocido como animalística. Se trata de piezas que reflejan la estrecha relación de convivencia, respeto y armonía en el trato con las demás especies que compartimos la Tierra.
Además de la educación que se proporciona en las escuelas, el entorno de los infantes puede aportar valores y fortalecer la noción por el cuidado de la naturaleza y los seres que la habitamos. Numerosos son los beneficios de la relación cotidiana entre animales y niños, sobre todo si estos últimos se involucran en sus cuidados. Desde el dibujo y la pintura, ambos elementos figuran en cuadros de conmovedora belleza que evidencian cómo se pueden establecer lazos emocionales que se ven reflejados en la educación infantil en nociones tales como la empatía y la comprensión.
Desde muy tempranas fechas diversos artistas han dejado plasmadas imágenes en las que los animales forman parte de la representación infantil. En esta pequeña colección podemos ver aves, gatos, perros y bovinos, tal como observamos en dos antiguas pinturas anónimas en las que una nena reposa su mano sobre un pequeño cordero, al igual que lo hace el niño identificado como Juan Francisco de la Luz Hidalgo en un óleo del siglo xviii. Pertenecientes al siguiente siglo contamos con las litografías La petite Jeannette e Infante sosteniendo un gato, en las que el protagonismo de la obra se debate entre los rostros infantiles y la presencia felina. Contamos además con un cuadro de José María Estrada en el que contemplamos a un perrito llamando la atención de su dueña. Cerramos la muestra con trabajos de la segunda mitad del siglo xx con propuestas estéticas más modernas, en las que la presencia de un pequeño búho simboliza a El niño inteligente, obra de Alejandro Rangel, y finalmente el óleo titulado Niñas, de inspiración cubista, de Gabriel Portillo del Toro, en el que dos blancas palomas son el centro de atención de dos jóvenes miradas.