En Memórica figura una pintura que cruza las fronteras de la representación hacia la literatura y la historia, con una interesante ruta de regreso, Suave Patria, que glosa esa otra obra de naturaleza literaria y original del también zacatecano Ramón López Velarde. El escritor se aproxima al tema del origen echando mano de recursos literarios como las metáforas y Felguérez hace lo propio, pero con metáforas visuales que dejan al espectador la libertad absoluta de interpretación de esta compleja composición que se lee, paradójicamente, como un caos organizado. Así pues, se conforma una obra monumental que, en efecto, recuerda los innumerables rostros, formas y colores que tiene nuestra patria según se recorre su vasta territorialidad.

Otra de sus piezas, conocida como El barco, está exhibida en lugar prominente del Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno. Esta escultura de Manuel Felguérez fue concebida como parte del recorrido de arte público que marcaría la ruta del Maratón durante los XIX Juegos Olímpicos en 1968. Después de los trágicos eventos del 2 de octubre, su autor la retira y sugiere que se utilice como fachada, adosada a un edificio en la Villa Olímpica, y como mural-vitral en cuya superficie se descubriera un espejo de agua. Esta escultura en hierro policromado de cinco metros de altura y 15 de largo data de cuando al autor le interesaba reflexionar sobre un nuevo orden conceptual y emocional, ante la interacción con las máquinas. Ello da una clara idea del alcance de la abstracción gracias a Felguérez.