Gonzalo Martínez Corbalá quien, embajador de México en Chile (1972-1973), era el responsable de salvar la vida de numerosos chilenos que fueron perseguidos por el régimen militar que se impuso en el país andino tras el golpe de Estado. Durante su estancia, realizó un puntual seguimiento de la prensa chilena, mucha de la cual obedecía a los intereses empresariales, y por medio de sus notas informativas acusaba al gobierno de Salvador Allende y de la Unidad Popular de provocar la carestía en productos básicos, transporte, entre otros, lo que paralizó al país. Sin embargo, la agudeza diplomática e intelectual de Martínez Corbalá, así como el cuidado con que ordenó la información, confirman que el embajador entendió muy bien lo que ocurría, y cómo se preparaba un Golpe contra Allende y su administración. Así, la intentona militar de junio —que fracasó—, y finalmente, la de septiembre de 1973, fue una de las posibilidades que el enviado de México contempló, quizás de ahí su reacción ante los miles de solicitudes de asilo que llegaron a la Embajada Mexicana en Santiago.

La situación ocurrida en Chile hace más de 50 años no es nueva. En muchas ocasiones, el poder económico intenta presionar a los gobiernos a fin de que cedan a las demandas de los grupos de interés. En esa lucha, la sociedad queda en medio y, en ocasiones, con tal de resolver las cuestiones más elementales decide sacrificar sus libertades, lo que abre el paso a regímenes autoritarios y dictatoriales.