Sin embargo, las consecuencias de esta medida trastocaron la vida de la comunidad. Las tierras expropiadas eran propiedad de cientos de campesinos que se ganaban el sustento gracias a la siembra de trigo, sorgo, maíz, cebada y otras semillas. Pero la medida de 1976 dio como resultado un brusco rompimiento de la economía regional. Muchos trabajadores del campo quedaron desempleados y los comercios de la zona cerraron o redujeron al mínimo sus ventas. Aunque el decreto publicado en el DOF indicaba que los beneficiados serían “un grupo de campesinos radicados en los poblados de ʻCampo Agrícola Francisco Javier Minaʼ y ʻCampo 60 Valle del Yaquiʼ, de los Municipios de Bácum y Cajeme”, según Raúl Espinoza Aguilera, oriundo de la región y familiar de las personas despojadas, la tierra se dio a individuos que el presidente mandó traer de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y otros sitios, que por supuesto no estaban familiarizados ni con el lugar, el clima, ni con las faenas agrícolas o el tipo de productos que se sembraban allí. Por lo mismo, a los recién llegados les convino más rentar o rematar sus terrenos, vender la maquinaria y regresar a sus lugares de origen.

Finalmente, el otrora granero de México se empobreció y muchas personas decidieron migrar a los Estados Unidos o al centro del país en busca de una mejor calidad de vida. En la colección que mostramos para recordar este acontecimiento reunimos varios números del diario Tribuna del Yaqui que nos acercan a estos hechos y a algunos otros que sucedieron en la zona durante la década de los años setenta.