Este tipo de rituales llegó a México gracias al establecimiento del Real Patronato y fue difundido como resultado de una alianza entre la Corona española y el Vaticano. El monarca tenía la responsabilidad de hacer que los súbditos cumplieran los ritos de paso, lo que a la vez servía para legitimar la empresa colonial. Aunque, como toda práctica, ha variado con el paso del tiempo, su esencia sigue siendo la misma que aquella que llegó en el siglo xvi con la imposición de la religión católica. En la actualidad, suele realizarse durante la mañana de los días festivos o los sábados. Las niñas se visten de blanco y los niños de trajes oscuros con corbatas blancas o plateadas y todos llevan en las manos velas adornadas para la ocasión, como lo podemos ver en las fotografías elegidas para esta colección, en donde observamos su arraigo en la sociedad mexicana.