Rosa Torre González se convierte en la primera mujer en ocupar un cargo de elección popular
1° de enero de 1923
Lograr la participación política de la mujer en nuestro país ha sido un camino complejo y largo, transitado por diversas activistas desde finales del siglo xix. Una de ellas fue la profesora Rosa Torre González, quien el 1° de enero de 1923 fue la primera representante femenina en ser designada para un cargo de elección popular al convertirse en regidora propietaria por el ayuntamiento de Mérida, Yucatán, durante la administración del entonces gobernador Felipe Carrillo Puerto.
El nombre de Rosa Torre González se encuentra junto con el de las yucatecas más destacadas en la historia de los derechos de la mujer, como Rita Cetina, Elvia Carrillo Puerto o Beatriz Peniche Barrera. Nació el 30 agosto de 1890 en el barrio de Santa Ana de la ciudad de Mérida. Gracias a una beca del gobierno estatal en 1907 ingresó en el Instituto Literario de Niñas, donde se graduó en 1909. En la Escuela Normal fue alumna de la maestra Rita Cetina Gutiérrez, que impartía teoría feminista, astronomía, derecho constitucional, geometría, geografía, historia y matemáticas. En 1910, con 20 años de edad, colaboró con el movimiento revolucionario de Francisco I. Madero, pero, tras su asesinato, Rosa dejó la docencia y se convirtió en una enérgica propagandista del constitucionalismo.
Con la llegada de Salvador Alvarado al gobierno de Yucatán, retomó su actividad como docente, aunque no dejó el activismo. Gracias a ello participó en el primer congreso feminista de 1916 y fue de gran apoyo para el establecimiento de la Liga Rita Cetina Gutiérrez en 1921, organización que buscaba promover el voto femenino. Elvia Carrillo Puerto consiguió que el Partido Socialista del Sureste lanzara la candidatura de Rosa para regidora del ayuntamiento de Mérida. Las elecciones se llevaron a cabo el 7 de noviembre de 1922 y Torre resultó electa; fue la primera mujer mexicana en acceder a un cargo de elección popular en un tiempo en el que las mujeres no tenían aún igualdad de derechos políticos. Por desgracia, el asesinato de Felipe Carrillo Puerto, en enero de 1923, truncó su carrera. Se mudó a Tamaulipas y más tarde a la Ciudad de México, pero siempre se mantuvo activa en pro de los derechos políticos de las mujeres.