El feminismo de Elvia Carrillo Puerto
Elvia Carrillo Puerto fue una de las feministas más relevantes de Yucatán. Nació en Motul el 30 de enero de 1881, hija de Adelaida Puerto y Justiniano Carrillo, tuvo 13 hermanas y hermanos, incluido Felipe Carrillo Puerto. Se educó en el Liceo de Niñas y luego con el párroco local; muy joven conoció la desigualdad social gracias a su cercanía con los procesos de producción y venta del henequén. En 1910 participó en la rebelión de Valladolid contra Porfirio Díaz y los caciques locales y en 1912 su marido le pidió el divorcio, probablemente motivado por su actividad política.
Fue partidaria del constitucionalismo y con el apoyo del gobernador de Yucatán, Salvador Alvarado, participó en el primer y segundo Congresos Feministas en 1916, defendiendo los derechos ciudadanos, sexuales y reproductivos de las mujeres.
Memórica. México, haz memoria reúne esta pequeña colección de documentos alusivos a “La monja roja del Mayab” y su participación activa en la vida política de nuestro país durante y después de la Revolución.
Se muestran como antecedentes los escritos La emancipación de la mujer, de Rita Cetina Gutiérrez, principal mentora de ella y fundadora de la revista La Siempreviva —primera publicación feminista mexicana que data de 1870— y también La educación de la mujer de Cristina Farfán, quien junto con Gertrudis Tenorio, influenció el pensamiento de Elvia.
También está la fotografía en donde Carrillo Puerto aparece con Alma Reed y Raquel Dzib Cicero, de la Liga Feminista del Sureste, mujeres precursoras del voto femenino, que gracias al respaldo de los gobiernos socialistas de Alvarado y Felipe lograron estar a cargo de actividades políticas. Además del voto, Elvia luchó por el control de la natalidad y el acceso de la mujer a una educación laica, mixta e igualitaria.
El 18 de noviembre de 1923 Elvia, Beatriz Peniche y Raquel Dzib se convirtieron en las primeras diputadas electas a un congreso estatal, pero tras el asesinato de Felipe y tres más de sus hermanos, fueron obligadas a renunciar a sus cargos. Después del acoso político y el saqueo de su domicilio ella abandonó Yucatán.
Ella fue activista social y política, pionera del feminismo contemporáneo y a la vez víctima de violencia política. Reconocerla es fundamental para la memoria de México.