Día de los Fieles Difuntos
2 de noviembre
El Día de los Fieles Difuntos es uno de los festejos que más disfrutamos los mexicanos. Cada año se montan altares, se come el delicioso pan de muerto, el ambiente se llena de olor a cempasúchil y todos recordamos a los seres queridos que se nos han adelantado en la partida.
En muchos sitios de la república esta celebración ha sido utilizada con fines turísticos y, por otro lado, gracias al impulso de intelectuales nacionales y extranjeros ha sido declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad. Esto quizá haya hecho que en la actualidad se nos considere un país en el que nos burlamos de la “Parca”, en el que jugamos con ella y hasta nos la comemos en forma de calaveras de azúcar.
Octavio Paz fue uno de los principales promotores de esta idea, expresando incluso en alguno de sus textos que para el mexicano moderno la muerte carecía de significación.Aunque en la actualidad se crea que los ritos del Día de Muertos son lo más cercano que nos queda a las tradiciones prehispánicas, fue durante la presidencia de Lázaro Cárdenas cuando las prácticas en torno a este día adquirieron la forma que conocemos ahora. Los intelectuales de entonces rescataron y recrearon algunas costumbres populares coloniales, católicas y romanas paganas, y les dieron una nueva interpretación a las fiestas de Todos Santos y Fieles Difuntos, otorgándoles un sentido nacional. En la colección podemos ver distintos modos en que los mexicanos se han acercado a este ente: desde las calaveras de Posada, las fotos de los caudillos asesinados, festejos en localidades y comida hasta distintas expresiones artísticas que nos recuerdan que no hay solamente una manera de relacionarse con la muerte.