Gracias a esta maniobra se crearon los llamados Batallones Rojos, formaciones militares que participaron en importantes encuentros bélicos y que estuvieron integrados por alrededor de ocho mil trabajadores que se integraron a las acciones militares. Esto se logró debido a que los constitucionalistas se ganaron la simpatía de la clase proletaria a través distintas acciones, como cuando les entregaron el convento de Santa Brígida para que lo utilizaran como sede de su organización. También se llevó a cabo la expropiación de la Empresa Telefónica y Telegráfica Mexicana y se creó la Junta Revolucionaria de Socorro, institución que trató de hacer frente a la crisis inflacionaria y a la escasez de productos de subsistencia con la finalidad de apoyar a los obreros y a sus familiares, que se encontraban abatidos por el desempleo provocado por la guerra. Este conjunto de medidas dio como resultado la incorporación de un grupo de dirigentes obreros que decidieron involucrarse en acciones de guerra y, según el investigador José Alfonso Suárez, apoyar “a uno de los grupos beligerantes, creando para ello seis batallones del proletariado que le fueron encomendados al coronel Ignacio Henríquez, el cual los integró a los activos del Ejército Constitucionalista comandado por Venustiano Carranza”. La medida resultó muy polémica pues con ello se abandonó la neutralidad asumida por el movimiento obrero y decidió aliarse a uno de los bandos en pugna. En esta colección reunimos algunos documentos relacionados con los Batallones Rojos.