Capturar la inocencia: pintura de infantes
El género ideal para la representación de la niñez ha sido el retrato, y aunque podría parecer un tanto ausente en los lienzos sólo basta indagar un poco en la historia de la pintura para descubrir que el tema es más abundante de lo que podríamos suponer. Lo interesante de esta muestra son las miradas, los estilos y las técnicas elegidas por cada uno de los artistas, quienes, además de dejar testimonio de la apariencia de los retratados, brindan información de las concepciones sobre la infancia en diferentes periodos.
En las piezas más antiguas los observamos como si de pequeños adultos se tratara, posando en posturas rígidas y ataviados con ropajes de adulto también, incluso vemos el uso de pelucas; de esta forma fueron inmortalizados hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando a causa del nuevo pensamiento “ilustrado” el hombre en sus diferentes etapas de la vida se convirtió en objeto de estudio racional.
El arte no fue ajeno a ello; la infancia empezó a asociarse a valores específicos como la inocencia, la ternura o la ingenuidad; se trata en muchos sentidos de una mirada edulcorada de la niñez en donde parece que no tiene cabida la crueldad o la inmisericordia. Mención aparte requiere el género de niños muertos; incluimos en esta muestra dos ejemplos de ello. Hoy puede parecernos macabro, pero su producción respondía al hecho de que la tasa de mortalidad antes del siglo XIX era muy alta y pocos llegaban a la adultez, entonces sus imágenes cubrían la ausencia de su ser.