Imágenes de un proceso creativo: manos, agua y barro
Una tradición milenaria, como la ejecución de vasijas y otros artefactos elaborados a partir de la modelación del barro, deja constancia en hermosas imágenes en las que manos y material se funden en una sola expresión visual del objeto. Un elemento fundamental de este oficio es el agua, que brinda la humedad suficiente para que la arcilla sea maleable al tacto del artesano que se integra con su material y entra en contacto directo con la tierra que conforma diferentes tipos de arcillas de variados colores. Esta colección conjunta una muestra que da cuenta de este noble oficio que encierra en sus fases una gran belleza, ya sea en propuestas estéticas que capturan las formas en blanco y negro o aquellas en las que el típico color rojizo del material principal cubre las manos del artista. La imagen, que bien pudo haber sido realizada con una intención de registro antropológico, ha dado fruto a impresiones de naturaleza estética que han congelado bellamente un momento del proceso creativo del alfarero, que pese a su larga tradición e historia permanece vivo.
El torno del alfarero es el instrumento que se ha utilizado desde tiempos inmemoriales; su primer registro data del IV milenio a.C. Es una herramienta mecánica que logra establecer un movimiento continuo, centrífugo, accionado con el pie, para que la masa de barro colocada encima del disco o rueda gire a un ritmo aproximado de cien revoluciones por minuto, mientras que el maestro alfarero va presionando con sus manos dicha masa hasta lograr la forma deseada. Si es una vasija o una forma más elaborada, se debe esperar a que haya perdido un poco de humedad para añadirle las asas u otros accesorios, como se aprecia en una de las imágenes aquí mostradas.