Inicio de la Guerra de Castas
18 de julio de 1847
La llamada Guerra de Castas (1847-1901) fue uno de los conflictos más largos que ha registrado la historia de nuestro país. Ubicada en un momento de debilidad del régimen en el que los problemas de separatismo tocaban puntos importantes de la República, el gobierno de México respondió de la peor forma posible, ante una disputa que se venía arrastrando prácticamente desde tiempos coloniales.
Las dinámicas llevadas a cabo en esos momentos en la Península de Yucatán obedecen también a la inestabilidad política y económica que arrastraba el país desde su independencia de España en 1810. Al reclamo de los mayas y su rebeldía contra la población criolla y mestiza debido a la explotación y robo de sus tierras, se unieron otros elementos que provocaron que el conflicto no pudiera resolverse y, por el contrario, continuara hasta principios del siglo xx. Además, al ser considerada en su tiempo como una lucha entre la civilización y la barbarie, los sectores conservadores y liberales hicieron todo lo posible por “blanquear” la zona atrayendo a colonos ingleses con la finalidad de que se asentaran en la región y, de esta manera, terminar poco a poco con la población indígena. Considerados como un obstáculo para el progreso, los mayas resistirían estos comportamientos, que los violentaban tanto en el papel como a través de las armas, hasta el año de 1901, en el que el general Ignacio A. Bravo emprendió un avance progresivo sobre los territorios tomados por los mayas, y éstos, cansados por la lucha de décadas, finalmente se rindieron.