Nació el 2 de marzo de 1883 en la Ciudad de México. Es considerado padre fundador, en este país, de los campos disciplinares de la antropología y la arqueología. Ello desde un innegable acento indigenista y cuya implementación al nivel de política de Estado supone un marcado paternalismo.

La aportación fundamental de Gamio es aquella que revela como necesidad de Estado el estudio científico de la problemática social y la diversidad cultural de la población indígena, especialmente a la luz de la retórica anunciada por la Constitución de 1917 y el carácter eminentemente campesino de la revuelta convertida en revolución social.

Gamio publicó en 1916 Forjando Patria como programa de acción para entender los profundos contrastes imperantes en el país y las vastas diferencias debidas a prejuicios raciales, variedad lingüística y otras variables socioeconómicas. Su pensamiento se desarrolla en una circunstancia que comparte con Andrés Molina Enríquez y José Vasconcelos, con quienes no se limita a perfilar el pasado de la nación, sino que debaten sobre el presente y el inmediato futuro.

Por otra parte, alcanzó fama mundial luego de las exposiciones universales de Río de Janeiro en 1922 y de Sevilla en 1929, pero diferencias con el entonces presidente, Plutarco Elías Calles, lo condenan a un exilio que durará hasta inicios del cardenismo. Quizá la tarea esencial que habríamos de reconocer en Gamio fue el fortalecimiento institucional del indigenismo, labor que lo ocupó entre 1942 y hasta su muerte en 1960.