Cofradías: organización social y participación religiosa en la Nueva España
Durante los tres siglos que duró el periodo virreinal, lo que ahora conocemos como sociedad civil pudo articularse gracias al apoyo de la Iglesia católica, en especial de las órdenes religiosas que convivieron directamente con la población y estaban al tanto de sus necesidades en cuestiones de salud y de educación. Así comenzaron a crearse las cofradías, comunidades voluntarias y autónomas que funcionaron como espacios de poder, como centros para practicar la fraternidad y la caridad y como dispensadoras de una serie de beneficios sociales, que se propagaron rápidamente por el mundo cristiano.
Esta forma de organización llegó al continente incluso antes de la caída de Tenochtitlan, pues Hernán Cortés fundó Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción, que se cree fue la primera de este tipo en los territorios americanos.
Algunos especialistas consideran que las cofradías fueron la espina dorsal del amplio sistema de beneficencia que funcionaba entonces y que cumplieron un papel trascendental como instrumentos de evangelización, de integración social y de apoyo solidario, a la vez que se desempeñaron como grupos políticos, económicos y financieros. En esta colección mostramos una serie de documentos de finales del siglo XVI y principios del XVII resguardados por el Archivo General de la Nación, gracias a los cuales podemos aprender más sobre estas formas de estructuración de la colectividad que desde entonces buscaba caminos para apoyarse y enfrentar las vicisitudes de su tiempo.
