La huella de Felipe Carrillo Puerto en el país
Felipe Carrillo Puerto es un personaje histórico nacional pero también una serie de lugares para la memoria desde los que hoy en día reconocemos nuestra identidad. Las zonas que se llaman así, después de 1924 y su asesinato, reivindican el aprecio y reconocimiento que mexicanos y mexicanas tienen por el “Tatich Rojo”, al igual que se vuelven parte de la nomenclatura del país, sede de manifestaciones culturales, ocasiones solemnes y sitios de recreo para la población nacional.
Así, Carrillo Puerto nombra a un ejido, un puerto, varias escuelas, calles en la capital, asociaciones civiles, aeronaves y navíos, centros ecoturísticos y usos del espacio alternativo desde los cuales la juventud se expresa de forma creativa en la recuperación de barrios marginales. Cada uno de esos lugares es un homenaje, un agregado al estatuto protector y de connotaciones positivas con que se adjetiva el recuerdo de él, a 100 años de su desaparición. Recientemente destacan las modificaciones materiales del espacio, su uso y apropiación por distintos grupos y la interacción que establecen éstos en el área local de Felipe Carrillo Puerto, asentamiento conurbado de la ciudad de Querétaro y en el marco de su proceso de urbanización e industrialización.
De igual manera, en la comunidad de Síijil Noh Há, por su origen en lengua maya significa “donde brota el agua”, en la cual desde hace dos décadas se ofrece a los visitantes aventura y diversión en una laguna, pletórica de fauna y flora, ojos de agua de tono turquesa, cultura y tradiciones precolombinas, así como la oportunidad de compartir con los lugareños la riqueza natural de este territorio.