En esta colección reunimos a algunos de sus representantes, como el zacatecano Francisco Goitia (1882-1960), quien se formó en la Academia de San Carlos y en Europa, primero gracias al apoyo de su padre y después con una beca que le otorgó el gobierno de Porfirio Díaz y, luego de su paso por España e Italia, ganó cierto reconocimiento; sin embargo, al inicio de la Revolución pierde la beca y vuelve a nuestro país. Goitia fue testigo de los horrores del conflicto enmarcados en los diferentes paisajes mexicanos, y aquí mostramos dos ejemplos de ello. Por otra parte, José Chávez Morado (1909-2002) fue un artista guanajuatense de convicciones políticas claras; comunista convencido de la importancia del arte en la formación social, se convirtió en un destacado promotor en su estado natal y recreó en su trabajo las raíces indígenas del pueblo mexicano. También el pintor, muralista y grabador tapatío Raúl Anguiano (1913-2006) desarrolló con maestría temáticas vinculadas al mundo rural de los pueblos originarios, entre otros géneros como el desnudo y el retrato. Aquí puede observarse un ejemplo de cada uno de éstos, todos tratados con un fuerte aliento realista, donde sobresale La espina, considerada su obra maestra. Del maestro de Morelia, Alfredo Zalce (1908-2003), contamos con un paisaje en tonos ocres del Acueducto de los Remedios. Y por último, incluimos una pieza de Juan O’Gorman (1905-1982), artista que en su legado plástico deja patente su otra pasión, ya que fue también un destacado arquitecto, tal como consta en la imagen que lo representa en esta muestra.