Según Luis A. Salmerón, en el artículo 6 del Plan de Ayala, se señalaba que los pueblos o ciudadanos que presentaran los títulos correspondientes a “los terrenos, bosques y aguas que hayan usurpado los hacendados, científicos o caciques a la sombra de la tiranía y justicia venal”, entraría en posesión inmediata de dichos bienes. También se comentaba que considerando la difícil situación por la que atravesaban los pueblos y ciudadanos se expropiarían “previa indemnización de la tercera parte de esos monopolios, a los poderosos propietarios de ellas a fin de que los pueblos y ciudadanos de México, obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos o campos de sembradura o de labor.” De esta manera, el 30 de abril de 1912 y de acuerdo con lo postulado en este documento, la junta Revolucionaria del Estado de Morelos, presidida por Emiliano Zapata, Otilio Montaño, entre otros, declaró la primera restitución de tierras, aguas y montes en beneficio de los campesinos de la comunidad de Buenavistilla, ubicada en el municipio de Ixcamilpa de Guerrero, en el estado de Puebla. Esta cesión de derechos fue reconocida de manera provisional por el mismo gobernador, Claudio N. Tirado, el 13 de octubre de 1925 y de forma definitiva el 19 de mayo de 1954 durante el sexenio del presidente Adolfo Ruíz Cortines. Los especialistas pensaban que con este evento inició el reparto agrario que modificó la estructura de la propiedad de la tierra en las zonas del centro y del sur del país y más tarde, en todo México.