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El arte, la cultura y su relación con los derechos humanos

El derecho a la cultura y el arte es una construcción reciente y, como tal, está reconocido y tutelado en el más importante ordenamiento jurídico nacional: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, específicamente en su artículo 4°. Ello implica además, uno de los derechos humanos que caracteriza a las sociedades democráticas y modernas como la que aspiramos a construir cotidianamente en nuestro país.

Aunque la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos entró en vigor el 5 de febrero de 1917, a lo largo de nuestra historia en el siglo xx y lo que va del xxi ha experimentado transformaciones naturales que han sido también devenir de la sociedad. Del mismo modo ocurre con aquellas prerrogativas contenidas en la Carta Magna y al igual que con cualquiera otro de los derechos humanos (por ejemplo, a la libertad de asociación o a no ser detenido arbitrariamente), las autoridades gubernamentales se encuentran obligadas a garantizar el libre ejercicio de los derechos culturales, a protegerlos ante cualquier conducta que pudiera afectarlos, asimismo a promoverlos y difundirlos, lo cual es fundamental para su deleite.

Es decir, desde la exaltación de la cultura y de las culturas hasta la promoción del arte y su disfrute, los ciudadanos de este país accedemos plenamente a los derechos humanos a partir de un silogismo simple que funciona en ambos sentidos: si la cultura es un derecho y todas las personas somos iguales antes la ley, entonces es también nuestra obligación y en línea con el pensamiento estético que priva desde la elaboración de Immanuel Kant, donde se considera a las personas como fines en sí mismos y no como medios o instrumentos para lograr algún deseo propio, trasladando nuestra particular subjetividad o su condición específica: ponernos en la situación del otro para comprenderlo, de manera plena y, con ello, interpretar nuestra propia situación. Resulta entonces que tener conciencia del vínculo entre derechos humanos y cultura, nos hará tambiénsensibles a la otredad que las personas con discapacidad representan en la sociedad que juntos constituimos y nos preocupemos también por el pleno disfrute de las discapacidades respecto del fenómeno artístico.