El ferrocarril como inspiración de pintores, fotógrafos y poetas
El ferrocarril —máquina y medio de transporte producto de la Revolución Industrial, adoptado en México en el siglo xix por motivos comerciales— ha surcado distancias y tiempos; sus estaciones han sido el lugar de recibimiento de héroes y en el que familiares y amores se reencuentran o se despiden; sitio donde estallan sonrisas y lágrimas; punto de ventas, de reunión de tropas, de ataque al enemigo; y vehículo hacia otros —mejores— lugares.
Repercusiones sociales y económicas aparte, este artefacto ha servido de inspiración para muchos fotógrafos, quienes capturaron su inmensidad, su poder y su fuerza contenida sobre dos rieles. El tren ha inspirado a poetas, quienes comparan metafóricamente su avance con la carrera de la vida, o cuentan historias de amor en las que el agudo sonido de la campana marca el momento de la despedida. Su figura y sus vías han aparecido en libros de texto y billetes de lotería; en vitrales y pinturas en los que se destaca el trabajo de los ferrocarrileros, quienes a su vez han protagonizado imágenes como huelguistas, a veces oprimidos y otras triunfadores.
Postales de las estaciones que se guardan como memoria de los lugares visitados, o como ese recuerdo enviado por quienes se fueron; invitaciones a eventos en los que se festeja la inauguración de un tramo y la ampliación de las vías de comunicación; leyendas que rodean su construcción en zonas escarpadas; y la siempre presente posibilidad de llegar lejos, abarcándolo todo en cada trayecto.