Desde Grecia hasta Turquía, Egipto o Palestina, estos europeos también pusieron sus ojos en las culturas americanas y muchos de ellos se trasladaron a este continente para rescatar y estudiar los restos materiales de mayas, mexicas, incas y otros pueblos. Una característica especial que distingue a estos precursores es que son considerados aficionados, pues en aquel entonces la arqueología no era una ciencia, no se consideraba ni siquiera una profesión, por lo que no existía un adiestramiento formal para su trabajo. Generalmente tenían una ocupación que les daba para vivir como militares, políticos, artistas, abogados o médicos, a la vez que realizaban sus investigaciones sobre las ruinas y antigüedades de pueblos remotos. Debido a ello, los errores que cometieron, así como sus interpretaciones, que en algunos casos podrían sonar descabelladas, son producto de personas que no contaban con instrucción, muchas de las cuales veían los vestigios americanos a la luz de sus conocimientos sobre la tradición europea y que carecían de métodos adecuados para registrar e informar sobre sus hallazgos. Sin embargo, todos ellos realizaron una labor sumamente importante al explorar e iniciar la investigación sobre las culturas prehispánicas y reunir información que con el tiempo sería esencial para sus sucesores. En Francia se tuvo un especial interés por la exploración arqueológica americana, por lo que la Biblioteca Nacional de Francia resguarda buena parte de los estudios elaborados por estos pioneros, algunos de los cuales presentamos en esta colección gracias a la colaboración de Gallica, la plataforma digital de este importante repositorio europeo.