A finales de 1493, cuando Colón llegó por segunda vez a América, entre una gran variedad de animales y vegetales, introdujo esta especie que se adaptó rápidamente al suelo americano. Esto, junto con el gusto que desarrollaron tanto los pobladores hispanos como los indígenas por su dulzor, determinó que la gramínea se diseminara al ritmo con el que se expandían las fronteras de la conquista. Su cultivo en la Nueva España se inició a partir de la primera mitad del siglo xvi y desde entonces la producción azucarera de esta región fue una de las ramas de la economía que más se desarrolló en los inicios del periodo colonial. Tras la producción de plata, el azúcar fue la segunda mercancía en importancia durante esa época. 

En esta colección, dedicada a tan singular planta, recopilamos documentos resguardados por el Archivo General de la Nación que consisten principalmente en licencias otorgadas a particulares para sembrar la caña de azúcar en distintos lugares de la Nueva España. En ellos podemos advertir los procedimientos para su siembra, las regiones en las cuales comenzó a producirse, la participación de las distintas autoridades coloniales en estos procesos, así como la forma en que se expandió su cultivo durante los primeros años del siglo xvii. Resulta en extremo interesante repensar la importancia de una especie vegetal como ésta para el desarrollo de toda una cultura.