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Textos y dibujos de un loco juzgado por el Santo Oficio
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Textos y dibujos de un loco juzgado por el Santo Oficio

Los textos y dibujos que conforman esta muestra fueron realizados por un hombre con problemas mentales conocido como Tebanillo González, quien fuera procesado por el Santo Oficio, institución que ratifica su demencia y ordena su reclusión en el Hospital de San Hipólito, conocido como “la Casa de los Locos” debido a sus declaraciones en contra de la doctrina católica. A pesar de que los documentos fueron encontrados después de su traslado éstos dan cuenta y confirman que sus extravagancias respondían sólo a una mente enferma.

Juan Francisco Ventura de Dios González era su verdadero nombre, aunque también se le conocía como José el Bordador debido al oficio que desempeñaba, lo que explica su afición al dibujo, ya que primero trazaba las figuras que después bordaría tal como lo podemos ver con unas flores en esta selección. Sabemos que sus vecinos, en una vecindad de Toluca, estaban familiarizados con su locura y que lo consideraban un individuo peligroso. De igual manera, era del dominio público que ya había sido encerrado en el manicomio y que lo dejaron salir por no ser un riesgo para la sociedad. No obstante, Tebanillo (como a él le gustaba que lo llamaran) afirmaba herejías, que una nueva y joven pareja de la vecindad consideró condenables, como el que se acostara con una escultura religiosa a la que identificaba como su difunta mujer; por todo ello fue acusado ante la Santa Inquisición, el 9 de marzo de 1789, a pesar de que la ley novohispana establecía eximir de los delitos de herejía ante la evidencia de locura.

La pareja formada por José Mariano Piña y María Dominga Trujano denunció su ausencia en misa y el que negaba la existencia del purgatorio y el Infierno, además de que afirmaba que Dios no había creado todas las cosas. Por ello, el fray Mariano José de Casasola, comisario del Santo Oficio, inició un proceso que duró 18 meses. Vecinas fueron llamadas a declarar y dejaron claro que se trataba de las acciones de un lunático. En consecuencia, fue recluido de nuevo en San Hipólito el 28 de junio de 1790. Un familiar suyo se presentó en el domicilio para recoger sus pertenencias y fue ahí donde descubrieron los textos y los dibujos que aquí te mostramos y cuyo contenido herético e incomprensible les confirmó su locura.