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El fondo Indios y la historia del término en México
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El fondo Indios y la historia del término en México

El dominio de la Corona de los Habsburgo en España imaginaba para sus posesiones coloniales dos grupos claramente definidos, y segregados, en términos legales y socioeconómicos: la república de españoles y la de indios. Cierto es que navegantes portugueses e hispanos creyeron a finales del siglo xv y principios del xvi haber llegado a la India, Catay y Zipango. De ahí que el nominal genérico para los pobladores del “Nuevo Mundo” fuera llamarlos "yndios" (en la grafía del castellano de entonces). 

En un texto clásico para la historiografía de la Conquista, el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla dilucida que la categoría “indio” no hace referencia específica a ninguna etnia y que sirve al europeo para verter sobre la realidad que observa un estatuto justificando opresión, coloniaje y prejuicio. 

Los documentos aquí contemplados dan una clara idea de cómo los indígenas de la Colonia eran considerados un objeto y todo asunto relacionado con sus vidas debía tener justificación legal, representación interpósita, perteneciendo a una “cosa pública”: la res publicae

El concepto grecolatino de república como sociedad política donde los hombres tienen los medios necesarios para gobernarse y en positivo sinónimo para la noción de Estado existía de manera abstracta para considerar a los “naturales” en la Nueva España. Así, la “república de indios” es de ínfima importancia para los españoles. El agustino fray Jerónimo Román y Zamora, en la segunda mitad del siglo xvi, autor de Repúblicas de Indias, menciona: “tres géneros de repúblicas…”, y distingue, entre las comunidades indígenas, unas que llama “poco repúblicas” de otras “más repúblicas”, caracterizando a las primeras por tener “menos conocimiento de Dios”.

Por supuesto que existían tantos pueblos como grupos indígenas e individuos. Algunos de ellos gozaban de privilegios perteneciendo a familias que desde la Conquista ocuparon “puestos de república” o intermediaban con la Iglesia. Ser cacique o indio común, habitante de la cabecera, poblado menor o barrio citadino, todo ello abonaba a que la "cosa pública" fuera inexpugnable en mayor o menor medida para los “indios”.