Esta colección se ocupa de seis de esas fantásticas imágenes al estilo novohispano que conforman el libro, al que ilustra en absoluta complicidad en cuanto a la temática sacra (desde lo irónico, lo satírico y lo humorístico); no obstante, tienen un valor visual independiente del texto. Por ejemplo, en la pieza titulada La verdadera tentación, un conejo y una víbora se posan sobre la cruz de Cristo, quien sangra profusamente por sus heridas de las manos y el torso provocando con ello una lluvia de la que se protegen, con grandes paraguas ajenos a la época representada, las almas del Purgatorio, que al mismo tiempo arden en la parte inferior. Ahora bien, en San José y el Niño los colores azul y rojo saltan a la vista y dan paso a figuras fantásticas que enmarcan a los personajes del título.

La representación de San Miguel “cumple” con las características que suelen atribuírsele, como la lanza con la que derrota al Demonio, mismo que Toledo imagina como un ser más juguetón que macabro, y del lado opuesto, un indígena observa la escena, y nuevamente seres híbridos, semihumanos, integran el cuadro. En Jesús Nazareno, éste carga en su hombro la cruz, y en Ecce Homo, los animales se alejan de lo fantástico y son perfectamente identificables: acompañan en el primer caso a Cristo cuando éste carga su cruz y, en el segundo, cuando es presentado por Poncio Pilatos, se centra en su rostro del que caen gotas de sangre que enfatizan su dolor. A diferencia de los grabados descritos anteriormente, en la litografía Oración para el alivio de las almas del Purgatorio el colorido es casi ausente, una gama de grises y solamente algunos tonos ocres; en ella observamos a dos ángeles que auxilian a las almas del Purgatorio. Es también la única pieza de estilo realista que incluimos en la que no hay un guiño humorístico o fantástico; observemos que en la parte inferior se incluye una oración en francés y español para el alivio de dichas ánimas.

El Nuevo Catecismo para Indios Remisos lo forman breves relatos que Monsiváis concibió desde el humor y la irreverencia que caracterizan su pluma. En esta ocasión están dedicados a temas religiosos que en su mayoría se ubican en la Nueva España y en un tiempo ambiguo en el que se mezclan elementos del presente para adentrarse en las creencias católicas de México. Desde la sátira se trastoca el discurso oficial, se proponen algunas versiones alrevesadas de las acciones de los personajes bíblicos y se desvelan así sus contradicciones, a veces como si de fábulas se tratara, con moraleja incluida. En resumen, es una suerte de catecismo cuyo fin es encaminar a los “indios remisos” por la buena senda. Se publicó por primera vez en 1982 y se ha reeditado en diversas versiones.