Las primeras incursiones de Lombardo en el campo de la educación popular tuvieron lugar bajo el auspicio de sus maestros miembros del Ateneo de la Juventud como Antonio Caso, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña y José Vasconcelos. Ellos terminaron con el dominio ideológico del positivismo en México, reformando los programas de la Universidad y de la Escuela Nacional Preparatoria (enp) para dar cabida nuevamente a la filosofía y a las humanidades, dando fin así al predominio que tenían las ciencias naturales. El Ateneo desarrolló un proyecto de educación superior llamado Universidad Popular Mexicana que estuvo vigente entre 1912 y 1922, pero que por diversos motivos tuvo que cerrar sus puertas. Después, la Asociación Pro Cultura Nacional, fundada en 1933 y constituida por catedráticos reconocidos por sus logros científicos y pedagógicos a nivel nacional, como Antonio Caso, Jesús Silva Herzog, Xavier Icaza, Palma Guillén, Isaac Ochoterena, Leopoldo Ancona, David Alfaro Siqueiros y Leopoldo Méndez, hizo otro intento con la Universidad Gabino Barreda, la cual se disolvió al ser creado el Instituto Politécnico Nacional. 

Para 1936 Lombardo había adquirido mayor experiencia y en el campo pedagógico y filosófico y decidió reformular estas propuestas educativas. Fue así que el 8 de febrero de 1936 se inauguró la Universidad Obrera de México (uom), que estaría encabezada por Lombardo como director y por Alejandro Carrillo como secretario. Los especialistas consideran que la gran relevancia de la uom estriba en haber sido la continuación del proyecto de educación socialista en el ámbito de la educación superior y por inculcar entre las clases trabajadoras “la conciencia de su misión histórica”.