El Río Bravo
El Río Bravo trae consigo la idea de frontera, de división territorial. Si bien puede tomarse de este modo desde el punto de vista político, desde el histórico es también, de acuerdo con el investigador Rodrigo Pargo, “el límite entre dos avances opuestos: la expansión de las antiguas colonias estadunidenses y el Imperio español”, y desde entonces y hasta nuestros días, esta zona se ha convertido en un “espacio de confluencia y memoria compartida”, de reflexión identitaria y de procesos de creación sociocultural, tanto para México como para los Estados Unidos.
El Río Bravo mide 3060 kilómetros de longitud y es considerado el quinto río más largo del norte de América. Nace como un arroyo a más de 3700 metros en las Montañas Rocosas de Colorado, desde donde desciende hasta desembocar en el Golfo de México. Tiene una cuenca de 467 mil kilómetros cuadrados que se ensancha por cinco estados de México (Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Durango) y por tres de los Estados Unidos (Colorado, Nuevo México y Texas). Para la historia nacional este río siempre ha sido significativo, como podemos apreciar en la colección que reunimos aquí, que abarca desde su representación escultórica durante el siglo xix hasta su relevancia desde el ámbito migratorio, como se observa en las fotografías donde aparecen braceros, solos o con sus familias, que atraviesan, observan e incluso beben agua de su imponente caudal, el cual se convierte también en el gran contenedor de las esperanzas de todos aquellos que lo cruzan con la intención de encontrar una vida mejor.
