Las primeras cerámicas de las ruinas de Alta Vista en el Museo Nacional
En una noticia que apareció en el diario El Imparcial del 9 de noviembre de 1908, Genaro García, director interino del Museo Nacional de México, anunció que habían llegado a éste varias vasijas arqueológicas provenientes de la municipalidad de Chalchihuites, ubicada al oeste de Zacatecas. Esos antiguos artefactos de cerámica fueron enviados por Manuel Gamio Martínez, estudiante de esa institución, quien los exhumó de las excavaciones que ejecutó unos meses antes en las ruinas del rancho de Alta Vista, a ocho kilómetros al poniente de Chalchihuites.
Hoy en Memórica se exhibe una muestra de imágenes que fueron tomadas a finales de ese año por Antonio Cortés, quien era fotógrafo de ese museo (hoy Museo Nacional de las Culturas del Mundo, inah), ubicado en la calle de Moneda número 13 en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Cabe señalar que en el año 1964 todas las colecciones que se resguardaban en sus instalaciones fueron trasladadas al nuevo Museo Nacional de Antropología que se construyó en la segunda sección del Bosque de Chapultepec. En estas fotos —y otras que hoy se pueden consultar en el repositorio de la Mediateca del inah—, Cortés registró varios de los recipientes cerámicos que Gamio obtuvo de sus exploraciones en el interior del Salón de las Columnas de Alta Vista, como una vasija trípode con una ancha franja abajo de su borde en cuyo interior hay una figura zoomorfa y fragmentos de otros recipientes de cerámica con diseños geométricos. Tres copas, dos decoradas con la técnica cloissoné o pseudocloissoné y otra monocroma pulida. Y por último, una jarra completa y un cajete semicompleto con motivos pintados en rojo; la primera exhibe bandas rellenas o bien con líneas ondulantes, y el segundo, un ser mitológico en su fondo. Como se aprecia en las fotos reunidas, los objetos fueron retratados agrupados en la oficina del director del museo o en el taller de fotografía que había en este establecimiento.
En el catálogo de objetos arqueológicos resguardados en este establecimiento que el famoso investigador alemán Eduard Seler terminó en el año de 1907 no aparecen registros de otras antigüedades de los indígenas del centro norte de México que hayan entrado a su bodega. Por esta razón, no existe la menor duda de que estas vasijas enviadas por Gamio son los materiales arqueológicos del oeste de Zacatecas y de la hoy conocida cultura arqueológica Chalchihuites que más tempranamente llegaron a esta institución.
Es importante señalar que estas fotografías tomadas por Cortés le sirvieron al joven Gamio para su investigación de gabinete y algunas las incluyó en su tesis de maestría que presentó en 1911 en la Universidad de Columbia y en un artículo que apareció en 1910 dentro del tomo II de los Anales del Museo Nacional. Y también fueron usadas por la prensa y otras revistas de esa época para divulgar los importantes hallazgos y conocimientos obtenidos de esta excursión arqueológica que propuso el director de este museo. Hoy, esta colección de imágenes nos brinda una valiosa información sobre el estado de conservación de estos artefactos después de su ingreso al museo y al compararlas con registros fotográficos más recientes de ellas (consúltese Chalchihuites en el repositorio de Memórica), podemos comprender su deterioro y la serie de intervenciones de restauración que recibieron en el transcurso del siglo xx. Éste es el caso de las dos copas Alta Vista cloissoné pintado.
En la actualidad, ambas prácticamente han perdido toda su capa pictórica en sus paredes exteriores y en el interior de su recipiente superior. Al cajete semicompleto hoy identificado con el tipo cerámico Súchil rojo sobre bayo, en cuyo interior muestra la representación de un hombre-serpiente con su cuerpo enroscado, se le reconstruyó una sección de su fondo y de su pared exterior para ser exhibido en una de las vitrinas de la Sala del Norte del Museo de Antropología; mientras que la vasija trípode del tipo Michilía grabado relleno en rojo se desconoce si recibió alguna intervención de restauración ya que su preservación después de 112 años de su exhumación es realmente sorprendente.