Sin embargo, el poder sólo pasaba de unas manos a otras de este mismo grupo, en la etapa que se conoció como el Maximato. El general Lázaro Cárdenas fue electo candidato a la presidencia por el pnr pero al visualizar la situación de la política nacional, comenzó a tomar cartas en el asunto. Desde antes de su postulación y después, ya como aspirante a primer mandatario, se apoyó en fuerzas políticas ajenas al aparato del partido gracias a lo cual creó una base de poder independiente al pnr. Una vez al mando del país (1934), y con las organizaciones obreras de su lado, Cárdenas avaló la puesta en práctica del derecho de huelga, con lo que este tipo de acciones se incrementaron, cosa que no le pareció al grupo callista ligado con la actividad empresarial. Con ello se inició un debate en el cual Calles hizo algunas críticas al gobierno cardenista en este sentido, por tanto no fue del agrado del presidente. Los bandos empezaron a delimitarse: había quienes apoyaban las declaraciones de Calles y otros que crearon organizaciones en defensa Cárdenas. El 14 de junio de 1935 el encargado del Ejecutivo pidió su renuncia a todos los miembros del gabinete y el 17 del mismo mes integró uno nuevo sin elementos del callismo y con Emilio Portes Gil como presidente del Comité Ejecutivo del pnr.

Aunque las cosas parecieron calmarse, de nuevo se reavivaron los enfrentamientos entre ambos bandos que duraron alrededor de un año más por medio de declaraciones en la prensa, fundación de nuevos partidos, atentados violentos etc., hasta que ocurrió lo inevitable. El 9 de abril de 1936, Calles fue notificado sobre su salida del país en un avión que lo llevaría al día siguiente a Brownsville, Texas. El 10 de abril de ese mismo año se cumplió con lo planeado, gracias a lo cual se eliminó finalmente al callismo de la vida política de México.