El jardín Vicente Guerrero
El Jardín Vicente Guerrero se encuentra en la Plazuela de San Fernando ubicada en la colonia Guerrero, en el centro de la Ciudad de México.
El lugar en que hoy se extiende –una plancha de forma rectangular–, antiguamente formó parte del atrio-panteón que perteneció al Colegio Apostólico de San Fernando, que se perdió con el Edicto de Formación de Panteones Civiles de 1836, estableciéndose ahí la plazuela antes mencionada. En los primeros años de la denominada República Restaurada varios de los pensadores y políticos en turno promovieron la secularización de los espacios abiertos de la otrora ciudad virreinal. Con estas ideas se comenzaron a convertir en parques o jardines los atrios de las iglesias y de los conventos expropiados por la Reforma. La Plazuela de San Fernando también participó en este proceso de cambio.
En 1868 la comisión encargada de la recaudación de fondos para la erección de la estatua del general Vicente Guerrero, consumador de la Independencia de México, consideró que la plaza tenía un enorme deterioro, razón por la cual planteó la necesidad de renovarla pero en este caso haciéndola un jardín, cuyo propósito era servir como un lugar de esparcimiento, ornato y salubridad para los habitantes de la ciudad capital. En los dos años siguientes se ejecutaron y terminaron las obras, que estaban bajo la supervisión del regidor Sayago. Al centro del parque se erigió el ya señalado monumento de Guerrero –que se le encargó a la Academia de San Carlos– para que las generaciones futuras recordasen las virtudes, la gloria y martirio del héroe del sur. Posteriormente, y por su cercanía con el Panteón de San Fernando, en el que se encuentran las tumbas de notables personajes históricos, el jardín recibió la atención por parte del régimen porfirista. Se le hicieron varias mejoras, desde la siembra de nuevos árboles y flores hasta la colocación de jardineras, se construyeron fuentes con un estilo pompeyano, estanques y depósitos de agua, se repusieron pisos, se introdujo el alumbrado y se edificó un kiosco para mingitorio, entre otras.
Para 1920, la traza del jardín había cambiado a un modelo inglés con caminos sinuosos y rústicos, calzadas irregulares o curvas, con un aspecto agreste y la utilización de figuras alegóricas y mitológicas en las dos fuentes. Testimonios documentales de estas obras se encuentran en los planos que resguarda el Archivo Histórico de la Ciudad de México "Carlos de Sigüenza y Góngora", cuya colección hoy presentamos en el repositorio de Memórica México.