Tal es la relevancia de Cantú como artista para la pintura mexicana del siglo xx que el Palacio de Bellas Artes ofreció una exposición retrospectiva en 1970 y, en su natal Monterrey, se exhibió su obra en la muestra Arte Nuestro del Museo Metropolitano. La imagen distintiva que uno reconoce cuando va al "Seguro" conocida como Nuestra Señora del Seguro Social, Maternidad imss o Madonna imss, es una madre sosteniendo a un bebé en sus brazos, mientras un águila los cubre con sus alas extendidas fundiendo así referentes patrios como el Escudo Nacional y la inmediatez de la matria que acompaña a todo mexicano.

Cantú fue multifacético: escultor consumado, muralista, grabador y docente, es conocido como "el ave solitaria" porque resiste encasillamiento en cualquiera de las tendencias o estilos que el arte y la retórica tuvieron en el México que vivió. También se le ubicó como pintor "religioso" porque abundan los Quetzalcóatl, Deméter y otras deidades grecolatinas en su pintura, pero sobre todo por una convicción propia: para él, la divinidad cristiana está en todos y cada uno de los seres vivos. Representar esa sacralidad es tarea esencial del arte para Cantú, volver observable un estado espiritual-filosófico en la obra de un ser supremo y que nos rodea. No obstante, cuando pinta El Cristo muerto (1957), por ejemplo, se abre a la interpretación de si aquello es el sacrificio último de la inmolación católica por el bien de todos los hombres, en el sentido estrictamente litúrgico, o si en un sentido figurado, en particular mexicano, se habla de lograr una verdadera transformación social mediante la revolución armada.