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Portadilla de <p>Contrastes de la política exterior e interior mexicana, 1970-1976</p>

Contrastes de la política exterior e interior mexicana, 1970-1976

La agenda de política exterior durante el gobierno de Luis Echeverría pretendía brindar una imagen de apertura que contrastaba con el autoritarismo y la represión interna, en especial contra los sectores de izquierda en México, e incluso con los representantes de la Iglesia católica vinculados a la teología de la liberación. Echeverría denunció la Operación Cóndor y brindó asilo a las personas perseguidas por las dictaduras militares de los años sesenta y setenta instauradas en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

Las décadas de 1930 a 1970 fueron la época de oro de la diplomacia mexicana. Los principios de no intervención, respeto a la soberanía, solución pacífica a los conflictos ―internos y externos― brindaron al gobierno de Echeverría los pilares para construir una imagen de gobierno estable y progresista.

México había logrado mantenerse firme contra la injerencia de los Estados Unidos en Cuba; es más, reforzó la cooperación con el país caribeño a pesar del embargo impuesto a la isla. Cuando Salvador Allende asumió la presidencia de Chile, la administración de Richard M. Nixon lo tildó de “comunista” y apoyó a los sectores conservadores para provocar inestabilidad en el país andino. En respuesta, Echeverría invitó a su homólogo chileno a una visita oficial (diciembre de 1972): ambos mandatarios encontraron coincidencias en sus proyectos nacionales. Con esto, el presidente mexicano pretendió “dar carpetazo” a la despiadada persecución a los opositores al régimen que había iniciado desde la administración de Gustavo Díaz Ordaz, donde fue secretario de Gobernación.

Cuando, en septiembre de 1973, el golpe de Estado puso fin al gobierno de Allende y a la Unidad Popular, el gobierno de Echeverría prestó apoyo inmediato a los perseguidos chilenos, ofreció protección consular y asilo político. Sin embargo, a su llegada a México, los transterrados, sin saberlo, fueron estrechamente vigilados por los servicios mexicanos de Inteligencia.