Real Casa de Moneda de México
11 de mayo de 1535
Poco después de la conquista que convirtió a la antigua Tenochtitlan en la Nueva España, y en el afán de reorganización política y económica que tenían los españoles, se percataron de que el sistema de comercio prehispánico se basaba en el intercambio de mercancías. Así que una de sus primeras acciones fue tratar de remplazarlo por el que imperaba en España, en donde se usaba la moneda como único medio de cambio. El primer intento por establecer el régimen de uso pecuniario fue tratar de introducir piezas acuñadas en Castilla.
Pero la importación desde España era cara y deficiente, además de que no se alcanzaba a cubrir la demanda de la población. Todo esto repercutía en las transacciones comerciales, ya que incluso los indígenas pagaban sus tributos en especie, lo cual impedía su acumulación y rendimiento. Como la Nueva España era rica en minerales, se pensó en establecer un lugar de acuñación aquí mismo, idea muy debatida que generó discusiones en favor y en contra, pero fue hasta que el primer virrey, Antonio de Mendoza, arribó en 1535 que trajo consigo las instrucciones para instaurarla de manera definitiva. En esta ordenanza también se regulaban el valor y el metal de las monedas que serían acuñadas en México o el diseño del cuño, entre otras especificaciones más. La colección que presentamos para recordar la fundación de este sitio tan emblemático del virreinato consta de documentos que nos adentran a sus actividades y a las de sus funcionarios.