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Gabriela Mistral y México, vínculo inquebrantable a la distancia

Los documentos reunidos en esta pequeña selección inician justo en el último año que Gabriela Mistral vivió en México durante la primera estancia (1922-1924). A partir de entonces el vínculo fue inquebrantable, si bien la poetisa inició una vida errante. Siempre reconoció e hizo público su amor por un país al que se refirió con una cercanía profunda que marcó su vida y su obra a través de personajes tan relevantes como la mexicana Palma Guillén, quien, al ser heredera de la chilena, donó todo su legado a Montegrande, el poblado que vio nacer a la maestra Mistral.

El último año que Mistral pasó en México, desde Chile, en el cine de Valparaíso, Cinema Star, el 18 de  enero, se organizó una velada benéfica en honor a la escritora y al país que la recibió, al que estarían invitados los miembros del cuerpo diplomático mexicano acreditado en aquella región, entre ellos el ministro Carlos Trejo y el secretario Antonio Castro Leal. Podemos observar algunas notas periodísticas al respecto en donde se hace referencia a “La fiesta en honor de Méjico” [sic] y a la escritora unidos ya en la historia. Resulta interesante cómo dentro del programa del festejo, se anuncia la proyección de “vistas cinematográficas”.

Gabriela Mistral nunca dejó de publicar en la prensa nacional, ni de hacer referencia en sus escritos a la importancia de aquello que vivió en nuestro país, periodo en el que siempre estuvo acompañada por la colaboradora de José Vasconcelos, Palma Guillén, quien la seguirá en gran parte de sus recorridos y con quien mantuvo una relación epistolar hasta su muerte en 1957, por ello no sorprendió que fuera justo a  Guillén a quien dejara su legado como heredera universal, mismo que a su vez ella donaría al pueblo chileno de Montegrande, en el Valle del Elqui. Contamos con los documentos oficiales, fechados en febrero del mismo año, que se compartieron entre las dos naciones para finiquitar la entrega.

Una década después con motivo de su aniversario luctuoso, la Asociación de Escritores y Artistas Americanos organizó un homenaje en honor a la poetisa donde se invitaba a los representantes diplomáticos latinoamericanos a colaborar y el festejo sería en grande: se consideraron emisiones de estampillas postales, lecturas de poetas mexicanos y edición de revistas especializadas.