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Expresiones artísticas
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Arte, historia y memoria en los timbres postales

Los timbres, estampillas o sellos postales son los pequeños cuadritos llenos de color y con borde dentado que se pegan en los sobres de cartas y paquetes para certificar que su envío por correo fue pagado. En México, la primera estampilla postal fue puesta en circulación el 1º de agosto de 1856: llevaba la efigie de Miguel Hidalgo y Costilla, fue diseñada por José Villegas e impresa en el Taller Litográfico del Gobierno y se presentó en una serie de cinco ejemplares con diversas denominaciones y colores.

Desde entonces y hasta la actualidad los timbres postales no sólo han servido en términos prácticos para el envío del correo, sino que se han convertido en objeto del deseo para coleccionistas y amantes de la filatelia.

Algunos revelan momentos de la historia de México, como el "Abrazo de Acatempan", el día en el que los oaxaqueños agotaron los sellos postales y la Oficina de Correos de Oaxaca tuvo que producirlos de forma local, o los timbres “Sonora yunque” que nunca se emitieron, pero fueron rescatados del vagón de un tren de Francisco Villa que fue destruido por sus enemigos.

Muchos retratan a diversos personajes de la historia y la cultura; mientras que otros fueron impresos con motivo de eventos especiales como los Juegos Olímpicos o aniversarios de todo tipo de instituciones y lugares (como el Zoológico de Chapultepec). Algunos de los más apreciados fueron creados por artistas o diseñadores de renombre, como Manuel Felguérez, Juan O’Gorman, Lance Wyman, Salvador Pruneda y Rafael López Castro, quienes plasmaron en ellos pequeñas obras de arte dignas de apreciar, coleccionar y usar, y que forman parte de la memoria de México.