En los primeros años de la centuria siguiente, los fraccionadores de estos terrenos donaron uno de ellos para que fuera un área verde para esparcimiento y diversión de las familias de clase alta que llegarían a vivir en las lujosas viviendas que se planeaban construir en este nuevo barrio, que estaba cerca del área central de la urbe y que en el Porfiriato tuvo un crecimiento muy acelerado.

Desde 1903 y en los años siguientes, simultáneamente, se construyeron la plaza y varios de los bloques residenciales que la rodean. Una vez terminada se le nombró “Parque Roma”, denominación que años después fue cambiada por “Jardín o Plaza de Orizaba” y en el año de 1922 se rebautizó con el ya referido nombre de Río de Janeiro. Hoy en Memórica reunimos una colección de planos originales elaborados a principios del siglo xx con el proyecto de su diseño, mismos que resguarda el Archivo Histórico de la Ciudad de México “Carlos de Sigüenza y Góngora”. En esos dibujos y sus reprografías se exhibe la planta arquitectónica rectangular de dicha plaza. Sobre ella se delinearon dos amplios pasillos que son continuación del trazo de las calles Durango y Orizaba, que se entrecruzan en una fuente de agua circular ubicada al centro y que a su vez dividieron la superficie de su plancha en cuatro grandes cuadrantes. En el interior de cada uno de ellos se delineó un circuito de tránsito para los visitantes y se dibujaron copas de varios árboles para señalar las cuatro áreas verdes con que contaría este espacio. Se debe añadir que la copia en bronce de la famosa escultura del David, cuyo original en mármol esculpió el artista italiano Miguel Ángel, se erigió en el año de 1976 al centro de la fuente de esta plaza como parte de un programa de remodelación del entonces Departamento del Distrito Federal.