De esta manera se dio un paso importante en la visibilización de este tipo de prácticas, se reconoció su raíz histórica y se consideró el carácter especialmente vulnerable de algunos grupos como las indígenas, las refugiadas, las migrantes, las niñas y las mujeres con discapacidades. Cuando se dio la creación de este organismo en 1945, sólo en 30 países de los miembros fundadores las mujeres podían votar. Sin embargo, los redactores de la Carta de las Naciones Unidas se encargaron de consignar como uno de sus deberes principales el garantizar “la igualdad de derechos de hombres y mujeres”, por lo que estos últimos se convirtieron en un punto importante de su agenda. Durante los primeros decenios de su funcionamiento se dedicó a revisar la legislación al respecto, así como a compilar datos sobre la condición jurídica y laboral de las mujeres en el orbe, pero se dieron cuenta de que esto no bastaba para garantizar la igualdad en sus derechos. Se buscaron otros mecanismos de apoyo, como la realización de conferencias mundiales, y cada año, desde la década de los setenta, se busca abordar el tema desde distintos enfoques. Tras la declaración de 1990, el Consejo recomendó la preparación de un instrumento internacional que abordara explícitamente la cuestión de la violencia contra la mujer, cosa que se logró en 1993 cuando se publicó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, uno de los documentos clave para afrontar el tema que ha emanado de este organismo internacional. Para recordar esta fecha significativa, presentamos una serie de recursos sobre la perspectiva jurídica en torno a este tipo de violencia.