La llegada de los tranvías eléctricos
La introducción y masificación de la electricidad en México marcó el inicio de la modernidad, impactando en diversos aspectos la vida cotidiana de los mexicanos, uno de ellos fue el transporte, el cual permitió el cambio de tracción, pasando de los tranvías jalados por mulitas conocidos como “trenes de sangre”, dándose la primera concesión para construir una línea de tranvía al empresario texano George Louis Hammeken. Fue hasta el 15 de enero de 1900 que la primera línea de tranvía eléctrico daría servicio, entre Chapultepec y Tacubaya.
Aunque los tranvías eléctricos evolucionaron vertiginosamente la dinámica de la ciudad, los “tranvías de sangre” continuaron funcionando al menos otros 30 años. Pero este cambio tecnológico, no sólo impactó los tiempos de movilidad, sino también representó un importante motor de cambios en distintos ámbitos, como la modificación en el paisaje urbano, ya que para poder extender las vías, por las que circulaba se requerían mejoras en la infraestructura de las calles, realizando obras viales como en la Calzada de Tlalpan para permitir la circulación de los tranvías al centro de la ciudad, a la par de mejoras en la iluminación y seguridad pública que permitiera la movilidad de pasajeros y mercancías sin ser víctimas de la delincuencia.
Lo anterior evolucionó las dinámicas: social, política y cultural, gracias a llegada del tranvía eléctrico, encontrando el mejor retrato de esta etapa en La ilusión viaja en tranvía (1954), dirigida por Luis Buñuel.
El movimiento obrero también fue impactado por los sindicatos de tranviarios que, aunque en 1914 tuvieron una alianza con Carranza, se rompió a partir de 1916, cuando el gobierno irrumpió violentamente una huelga en la Ciudad de México, marcando el inicio de constantes protestas entre 1920 y 1945, provocando que en estos últimos años Manuel Ávila Camacho, decretó el incumplimiento de las licitaciones y en 1952 se expropiaron los bienes de las empresas, para dar paso al Servicio de Transportes Eléctricos del Distrito Federal. El rápido crecimiento en la introducción de camiones y automóviles, un fatal accidente en la línea de La Venta-Cuajimalpa en 1953 que dejó 63 muertos, y la llegada del metro en 1969, marcaron el cierre de la época dorada de los tranvías eléctricos.