La televisión y el paisaje cotidiano en México
La televisión en México es un paisaje cultural en el cual el aparato receptor domina todo espacio de convivencia doméstica, sus antenas transmisoras puntean el perfil reconocible de su arquitectura a lo lejos y es de sus imágenes que se nutre el universo conceptual de quienes habitan dicha realidad.
En la televisión los mexicanos vimos los grandes eventos deportivos del siglo xx, fuimos mudos testigos de tragedias y asistimos a instantes solemnes donde el gobierno en turno anunció adversidad y fortuna. La historia de la televisión en México señala no solamente a una empresa preponderante y a la calidad de los contenidos que emitió durante décadas, se trata también de observar el mutuo uso que poderes sexenales y élites empresariales de varias generaciones hicieron los unos de los otros.
En las imágenes que contempla esta colección podemos observar el pasmo y la expectación que provocó en niños y adolescentes de una institución de asistencia social el regalo, por parte de un funcionario con aspiraciones políticas claras, de una televisión. Hay también edificios que se volvieron referencia para navegar la ciudad y en ellos había un estudio de grabación o una antena receptora para las imágenes en color o blanco y negro. Hasta la más inesperada y modesta puertecita en un céntrico barrio de la ciudad participa de esa omnipresencia de la televisión, al publicitarse en ella que ahí se venden y reparan aquellos equipos. De esa circunstancia en la que nos asumimos meros consumidores de una oferta unívoca y cuya sola respuesta esperada era la compra de un bien o servicio, los mexicanos de hoy podríamos derivar una conversación pendiente sobre la agencia ciudadana perdida como prerrogativa y de la naturaleza reactiva y coadyuvante del proceso comunicativo que nos haría genuino público y no sólo espectadores de la pantalla. Esa misma pantalla que hoy llevamos a todas partes con nuestro dispositivo móvil.