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Derecho a la movilidad, contexto histórico, social y económico

La movilidad de las personas ha acompañado a los seres humanos desde su origen, ha formado parte de su historia y su desarrollo. Los movimientos migratorios responden a diversos factores que se pueden clasificar como: forzados o voluntarios, en ambos casos, su condición de migrantes los puede hacer más vulnerables a sufrir actos contra su dignidad como personas, por lo que, la Declaración Universal de Derechos Humanos, en sus artículos 13 y 14, busca protegerlos garantizando el derecho a circular libremente por cualquier país, así como a la solicitud de asilo, respectivamente.

La migración es un fenómeno que afecta a cientos de millones de personas. Si bien, la globalización y los avances tecnológicos han incrementado las posibilidades de interconexión, el modelo económico ha provocado profundas desigualdades y un descenso de las políticas de bienestar. A la par de una apertura de las fronteras al mercado, la tecnología, y al flujo de capitales, ha habido un incremento en las políticas restrictivas hacía los migrantes, sector que ha ido creciendo, como consecuencia del capitalismo.

De acuerdo con las causas que lo provocan, podemos encontrar dos tipos de desplazamientos: voluntario o involuntario, en el caso del primero, podemos decir que se da a fin de satisfacer las necesidades para una vida digna, así como del ejercicio del derecho a la libre circulación. Para los desplazamientos involuntarios, se trata de motivos relacionados con: persecución política, conflictos bélicos o inseguridad, discriminación por raza, creencia religiosa, origen étnico, color, disidencias sexuales, entre otros. Particularmente en este punto, es importante vigilar y garantizar los derechos humanos de personas refugiadas o migrantes indocumentados, más proclives a la violación de sus derechos civiles y políticos, ya sea por medio de detenciones arbitrarias, tortura o procesos judiciales irregulares, así como la vulneración de derechos económicos, sociales y culturales, como a la salud, vivienda o educación. En muchas ocasiones, vinculado a leyes discriminatorias, prejuicios y prácticas xenófobas, culturalmente arraigadas, por lo que, aunado a la protección de  éstos, es importante un cambio ideológico que nos permita entender el fenómeno como algo inherente a la humanidad y que enriquece a los países que abren sus fronteras a los migrantes.