Muchos viajeros europeos llegaron a América durante esta época atraídos por lo exótico, por las noticias que llegaban sobre esta zona gracias a la expansión de los medios impresos o tal vez como una búsqueda personal por parte de ciertos individuos que comenzaron a cuestionar la idea eurocentrista del mundo. Por lo general, estos personajes ya habían visitado los vestigios de la Grecia antigua, o las ruinas romanas, o algunos lugares de Asia, y cargaban con la tradición de las expediciones científicas de la Ilustración. En México y con un impulso similar, algunos estudiosos, historiadores o literatos decidieron explorar no sólo suelo mexicano, sino el centro y sur de América, o incluso trasladarse a Palestina o Egipto, para documentar los estilos de vida y cultura de otras latitudes, logrando un intercambio de conocimientos como no se había visto hasta entonces, mismo que podemos observar en las publicaciones que forman la presente colección. En ellas, sitios locales o del extranjero se convierten en escenarios de aventuras extraordinarias, a veces peligrosas, quizás algunas muestran prejuicios o temores de sus autores sobre lo desconocido, sin embargo, siempre serán ricos testimonios de ese conflictivo siglo.