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Nelson Palomo Fuentes [Fragmento]
Portadilla de Nelson Palomo Fuentes [Fragmento]

Nelson Palomo Fuentes [Fragmento]

Yo soy Nelson Feliciano Francisco Palomo Fuentes, chileno de nacimiento; me encuentro en México gracias a mi tercer hermano mayor, Patricio, que tuvo la oportunidad de sacarme de Chile. [Tengo] 61 años. Antes del golpe de Estado teníamos muchas condiciones, como la educación en la escuela básica, experimental, que yo llevaba, y teníamos acceso gratis, transporte, desayuno, dentista, deportes, música, salidas, y en el momento de que cae el golpe de Estado, nosotros estábamos más o menos a 24 cuadras del Palacio de La Moneda, […] pasaban aviones, todo se estremecía, nadie sabía qué pasaba.

[Era un día] Normal. A las 11 de la mañana. [Tenía entre] 11-12 años. Yo vivía más retirado, lo que se llamaba en ese entonces Lo Valledor Norte, a espaldas del aeropuerto Cerrillos, y ahí hubo mucho desacato. [Era día de escuela] Yo iba solo prácticamente, una sola micro nos llevaba ahí; a veces tomábamos tren y caminábamos un par de cuadras, pero en ese entonces iba con mi hermano Manuel. […] Ese día llegamos normal. Yo fui a la escuela, saludamos, nos formamos y cada quien a su salón, así transcurrió. A las 11 hacen el “Plan Daisy”, que le llaman allá, que tocan una campanada para reunirnos en el patio, todos bajo la terraza, no sabíamos por qué y empiezan ¡zoom!, ¡zoom! los aviones, los Hawker Hunters. Entonces hay mucha gente, los que vivían cerca sus papás fueron por ellos; en mi caso una maestra, la maestra Marta, me llevó a su casa, a mí nada más. Mi familia ya sabía que yo estaba ahí con ella, entonces, cuando pasan las horas, como a las dos de la tarde, Patricio me va a buscar y nos vamos caminando. Cuando vamos caminando, saliendo del sitio donde estábamos, llega un camión militar y bajan y sacan a la maestra. [Nosotros] calladitos y vámonos caminando, pero escondiéndonos. Recorrimos un buen tramo, la Quinta Normal, pasamos por la Universidad Técnica del Estado; ahí nos ocultamos un poco porque había balaceras, pero no sabíamos quiénes contra quiénes, y de ahí a caminar otra vez, caminar hasta llegar a la casa. Es largo el trayecto. Llegamos como a las siete de la tarde. Para ese sector estaba mucho más tranquilo, pero todo lo que era el centro, las tanquetas… no sabías ni qué.